A modo de curiosidad, un ciudadano estadounidense se declaró dueño del asteroide 433 Eros. Cuando la NASA aterrizó sobre él, el supuesto "propietario" envió una multa de 20 dólares a la organización por aparcar allí ilegalmente. La NASA se negó y el asunto fue a juicio, con el juez desestimando el caso al considerar que que el demandante no tenía forma de demostrar que era el propietario.
Hay gente con mucho tiempo libre